domingo, 27 de noviembre de 2011

Extractos de "Canción de Hielo y Fuego 4: Festín de Cuervos" de George R.R. Martin.




1
“«Está en los muros. Ha matado a nuestro padre, igual que mató a nuestra madre, igual que mató a Joff. —El enano también iría a por ella. La Reina lo sabía: era tal como le había augurado la vieja en la penumbra de aquella carpa—. Me reí de la adivina, pero tenía poderes. Vio mi futuro en una gota de sangre. Vio mi sino.» Las piernas apenas la sostenían. Ser Boros fue a sujetarla del brazo, pero la Reina esquivó su mano. ¿Quién le garantizaba que no era una de las criaturas de Tyrion?
—Apartaos de mí —chilló—. ¡Apartaos! —Trató de calmarse.
—¿Alteza? —inquirió Blount—. ¿Os traigo un vaso de agua?
«Lo que necesito es sangre, no agua. La sangre de Tyrion, la sangre del valonqar. —Las antorchas daban vueltas a su alrededor. Cersei cerró los ojos y vio al enano, que sonreía—. No —pensó—, no, casi me había librado de ti.» Pero la tenía cogida por el cuello, y notaba como empezaba a apretar.”

2
“Antes de perder la vista, el maestre amaba los libros tanto como Samwell Tarly. Comprendía cómo se podía sumergir uno en ellos, como si cada página fuera un agujero abierto que daba a otro mundo.”

3
“A ver, amigos míos, decidme, ¿quién conoce más dioses que yo? Dioses de los caballos y dioses del fuego, dioses de oro con ojos de gemas, dioses tallados en madera de cedro, dioses esculpidos en montañas, dioses de puro aire... Conozco a todos los dioses. He visto a sus pueblos ponerles guirnaldas de flores, derramar en su nombre la sangre de cabras, de toros y de niños. He oído como les rezan. A todo lo largo y ancho de este mundo, en un centenar de idiomas, siempre rezan igual. Cúrame la herida de la pierna, haz que esa doncella me quiera, concédeme un hijo varón fuerte. Sálvame, socórreme, hazme rico... ¡protégeme! Protégeme de mis enemigos, protégeme de la oscuridad, protégeme del dolor de tripa, de los señores de los caballos, de los esclavistas, de los mercenarios que hay ante mi puerta. Protégeme del Silencio. —Se echó a reír—. ¿Crees que soy un hombre sin dios? Vamos, Aeron, ¡tengo más dioses que nadie que haya izado una vela! Tú, Pelomojado, sirves a un dios, pero yo he servido a diez mil. Desde Ib hasta Asshai, cuando los hombres avistan mi barco... empiezan a rezar.
Victarion se dio cuenta de que el sacerdote estaba temblando de ira. Lo vio alzar un dedo huesudo.
—Rezan a árboles, a ídolos de oro, a abominaciones con cabeza de cabra. A dioses falsos...
—Exacto —asintió Euron—. Y por ese pecado los mato. Derramo su sangre en el mar y siembro a sus mujeres aullantes con mi semilla. Sus dioses son tan débiles que no me pueden detener, así que es evidente que son falsos dioses. Soy aún más devoto que tú, Aeron. Mira, igual deberías arrodillarte ante mí para que te bendijera.”

4
“—¡Pero lo que está muerto no puede morir, sino que se alza de nuevo, más duro, más fuerte!”

5
“—Mientes —dijo él—. Todo el mundo miente cuando tiene miedo. Algunos dicen muchas mentiras; otros, pocas. Algunos sólo tienen una gran mentira y la dicen tan a menudo que casi llegan a creerla... Aunque en su interior siempre sabrán que sigue siendo mentira, y eso se reflejará en su rostro.”

6
“—Ser Harwyn dice que todas son mentira. —Lady Amerei se enredó una trenza en torno a un dedo—. Me ha prometido la cabeza de Lord Beric. Es muy galante. —Empezaba a sonrojarse por debajo de las lágrimas.
Jaime pensó en la cabeza que había regalado a Pia. Casi le parecía oír la risita de su hermano pequeño. «¿Qué ha sido de la costumbre de regalar flores a las mujeres?», habría preguntado Tyrion.”

7
“Así que era verdad. Esos hijos de puta te cortaron la mano de la espada.
—Ahora tengo una nueva, de oro. Ser manco tiene sus ventajas. Bebo menos vino por temor a derramarlo, y rara vez siento la tentación de rascarme el culo en la corte.”

8
“—Tywin dejó un hijo.
—Cierto. Y eso es lo que más miedo me da.
Era un comentario muy extraño.
—¿Por qué te da miedo?
—Jaime —dijo mientras le pellizcaba la oreja—, cariño, te conozco desde que eras un bebé que mamaba del pecho de Joanna. Sonríes como Gerion y peleas como Tyg, y hasta tienes algo de Kevan; de lo contrario no llevarías esa capa... Pero el verdadero hijo de Tywin es Tyrion, no tú. Se lo dije a tu padre en cierta ocasión, y me retiró la palabra durante medio año. A veces, los hombres pueden llegar a ser tan estúpidos... Hasta los que aparecen una vez cada mil años.”

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