jueves, 4 de agosto de 2011

Extractos de "El Tributo" de Holly Black.




1
“El caballo se movió en la dirección que Kaye señalaba, y empezó a trotar. Kaye se dispuso a seguirlo. Se sentía tan aliviada que comenzó a temblar. Cuando llegó al claro del bosque vio a Roiben ya montado a lomos del caballo. Alguien había abrochado torpemente la pechera de su armadura. Kaye soltó de repente el aire que, sin darse cuenta, había retenido en los pulmones.
Roiben vio a Kaye aparecer por debajo del entramado de ramas y sonrió. A la luz de la Luna, los ojos de aquel extraño ser parecían más oscuros.”

2
“El caballo inició la marcha. Sus movimientos eran diferentes a los de cualquier otro animal. Pasaba velozmente entre los árboles, con agilidad y elegancia sobrenaturales. Las hojas revoloteaban a su paso y la luz de la Luna se reflejaba en él.”

3
“Kaye conocía bien lo que era la obsesión. Había visto cómo su madre anhelaba ardientemente la fama y se entregaba a hombres que la trataban como a basura. Kaye no quería amar a nadie que no pudiera conseguir.
Sin embargo, sólo por aquella noche, se permitió pensar en él, en el modo solemne y formal en que se había dirigido a ella, tan distinto al de cualquiera que Kaye hubiese conocido. Se permitió recordar sus ojos centelleantes y su sonrisa burlona.”

4
“Quería decirlo en alto, aferrarse a ello. Su recuerdo de Roiben ya palidecía por la luz del Sol, de la misma forma en la que un sueño se desvanece si no se escribe en un papel”

5
“–Sí, toda la familia lo sabe. No pasa nada. Una noche, durante la cena, dije: "Mamá, ¿te acuerdas del amor secreto que Spock siente hacia Kirk? Bueno, pues yo también". De esa forma le resultó más fácil entenderlo –daba la impresión de que Corny estaba provocando a Kaye para que dijera algo.
–Confío en que no estés esperando alguna clase de reacción por mi parte –dijo Kaye finalmente–, porque lo único que se me ocurre es que ésa es la forma más extraña de salir del armario que he oído en toda mi vida.
El rostro de Corny se relajó. Entonces, Kaye se echó al reír y, al momento, ambos estaban soltando carcajadas, miraban el cómic y se reían aún más.”

6
“Kaye observó cómo Roiben descendía del estrado mientras ella intentaba luchar contra los sentimientos que le atenazaban la garganta. "Una muchacha inteligente y bondadosa" Aquellas palabras le habían desbocado el corazón de una forma que a Kaye no le agradaba en absoluto.
¿Se habría dado cuenta Roiben de que su voz adquiría un tono diferente al hablar de Kaye?”

7
“Roiben cerró los ojos en señal de reflexión, como si algo lo hubiera golpeado. Se preguntó cómo había llegado a enamorarse de una chica que podía diseccionarlo con un simple comentario, desconcertarlo al máximo con una pregunta aparentemente inofensiva.”

8
“A pesar del agotamiento no lograba conciliar el sueño, y se dedicó a observar a Roiben, que se movía de un lado a otro del colchón enredando las sábanas que lo cubrían. Notó cómo su rostro se fue relajando, y cómo una de sus manos agarraba con fuerza la esquina de una de las almohadas. Nunca le había parecido tan real como en aquel momento, con el pelo suelto y enredado; un pie descalzo que sobresalía del borde del colchón se apoyaba sobre un libro de la biblioteca que Kaye siempre tenía la intención de devolver. Pero no quería pensar en él como alguien real. No quería pensar en él de ninguna manera.”

8
“Roiben le parecía enorme, toda la habitación quedaba reducida por su presencia, de manera que era imposible mirar a nada no fueran sus ojos.”

9
“Roiben sonrió; una de sus sonrisas de mercurio, tan fugaz como deslumbrante.”

10
“–Sólo te estaba mirando –respondió ella.
–¿Y eso?
–Quería saber cómo... de dónde has sacado la ropa.
–¡Ah! –Roiben miró hacia abajo, como si hasta entonces no hubiera reparado en lo que llevaba puesto–. Es un hechizo.
–Entonces, ¿qué llevas puesto en realidad? –las palabras brotaron espontáneamente de la boca de Kaye, quien al momento se dio cuenta de su error.
A Roiben no pareció importarle; de hecho, le dedicó una de sus fugaces sonrisas.
–¿Y si te dijera que nada en absoluto?
–Entonces, te respondería que a veces un hechizo puede ser detectado por el ojo de quien mira –replicó Kaye.
Sorprendido, Roiben soltó una carcajada.”

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